Por Paco Latorre
No es Until dawn tampoco una aventura gráfica al estilo de la llorada Lucasarts . El videojuego sabe cuál es su naturaleza y de hecho el haber elegido actores profesionales (reconocibles Hayden Panettiere y Peter Stormare) le sitúa cerca de -los para mí aburridísimos- Beyond: two souls y Heavy Rain. ¿La diferencia? En que Until Dawn acaba siendo mucho más dinámico y divertido y sabe muy bien a quien va dirigido porque tenemos a alguien como Larry Fessenden tras la historia.
Fessenden ,que es perro viejo, regala al fan fatal del slasher ochentero una maravilla para que juegue, se divierta y viva la película. Pero las sorpresas no tardan en llegar más conociendo su trabajo anterior como director en giros de guión tan efectistas como entrañables, maná para todos los que hemos crecido con una forma de hacer cine de género a cara perro y sin vergüenza. Un producto hecho por y para los amigos del club, imposible de no disfrutar y que pese a la esterilidad de esa polémica de si de videojuego tiene poco o mucho desde luego como artefacto de género terrorífico es un homenaje colectivo. Juéguenlo, leñe.