Por Iván Fanlo
20 años después se anunciaba el regreso de Renton y sus amigos ante la sensación generalizada de que podía salir algo realmente bueno: Irvine Welsh ya tenía una continuación publicada (Porno), Danny Boyle y John Hodge repetían en la dirección y el guión respectivamente, todos los actores volvían a sus míticos papeles… Si, todo tenía mucho sentido.
Así es como el mismo día del estreno elegí un cine, elegí un horario y elegí una bolsa de palomitas «grande que te cagas», dispuesto a descubrir si tenía sentido o no esta secuela de Trainspotting.
Lo peor es cuando esta dulcificación se contagia a los protagonistas (salvando a Spud), llegando a parecer una versión soft de los que ya conocíamos. Unos personajes que en realidad poco han cambiado con el paso de los años y que no terminan de explotarse. Si nos dijeran que todo pasa dos meses después del plano final del primer Trainspotting nos lo creeríamos. Y si por el contrario se pretende enfrentar el mundo actual a unos personajes que no han sabido evolucionar, se fracasa en el intento.
Por no acertar, no lo han hecho ni con la música. Ninguna de las canciones que escuchamos nos harán volver corriendo a casa a descargarnos la banda sonora. Tan solo algún momento aislado, como esa acelerada versión de Prodigy de la ya icónica Lust for life. Más nostalgia y seguimos para bingo…
Trainspotting 2 tiene momentos hilarantes (atentos a esa canción en el pub), momentos tristes, conmovedores, pero sobre todo tiene a Spud, quien toma las riendas del film y acaba siendo el personaje mejor desarrollado. Nos emocionamos con él, nos reímos y sufrimos y vemos su continua evolución. Gran trabajo de guión y de Ewen Bremmer.
El paso del tiempo nos cambia como espectadores y como creadores. Danny Boyle y Ewan McGregor ya no son esos jóvenes con ganas de comerse el mundo. Uno tiene un oscar en su cuarto de baño y otro es una estrella consagrada. Puede que ambos necesitaran poner en perspectiva su carrera y dar las gracias a unos personajes que cambiaron sus vidas para siempre. Quizá nosotros tan sólo debemos sentarnos y disfrutar.
Gracias por la fiesta y por habernos invitado.
NOTA: 6